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Amandine Cerutti, Fragments de mémoires argentines de la dictature

Fragments de mémoires argentines de la dictature

Amandine Cerutti, Doctorante, Francophonies, Éducation et Diversité (FRED), membre du Réseau international Amérique Latine Europe Caraïbes (ALEC), Université de Limoges

Les différents témoignages présentés ici sont issus de travaux de terrain réalisés dans le cadre de ma première et seconde année de doctorat, en novembre 2012 et octobre 2013, à Buenos Aires. Ils retracent plusieurs expériences douloureuses de la dictature argentine de 1976-1983, et sont tous liés à une stratégie paradigmatique d’un régime de terreur, mise en place par les militaires détenteurs du pouvoir : la disparition forcée de personnes. Ces « disparitions » organisées par la dictature civico-militaire avaient un caractère systématique et étaient l’incarnation d’une violence souterraine, silencieuse, clandestine. Des hommes et des femmes (généralement très jeunes) « disparaissaient » mystérieusement, enlevés par les militaires, le plus souvent pour être emmenés dans des centres clandestins de détention. Ils y subissaient toutes sortes de tortures et d’interrogatoires. Si certains ont été épargnés et ont finalement survécu à ces camps, la plupart n’en sont jamais revenus : ils sont toujours portés disparus, à près de quarante ans du coup d’État.

En Argentine, ces disparitions massives ont été accompagnées d’un plan systématique de vol d’enfants et de bébés : les jeunes enfants de ceux que les militaires faisaient « disparaître » étaient confiés à d’autres familles qui devaient les élever selon des valeurs « chrétiennes et occidentales ». Les grands-mères de ces enfants, ayant perdu deux générations de leur famille, se sont mises à les rechercher et à résister activement à la junte, en formant le mouvement des Grands-mères de la Place de Mai.

L’Argentine porte encore aujourd’hui les « cicatrices » de cette histoire récente et douloureuse. Les présents témoignages peuvent permettre d’en avoir un modeste aperçu. Nous avons souhaité les partager pour leur valeur mémorielle, leur authenticité, et pour contribuer à faire connaître le combat individuel et collectif de ces personnes pour la mémoire, la justice et les droits de l’Homme en Argentine.

Entrevista a Carlos d’Elía Casco, nieto restituido, 7 de diciembre de 2012. Por Amandine Cerutti.

Primero, ¿podrías hablarme de tu infancia, crianza, y de tu relación con tu familia adoptiva?

La verdad que fui un niño muy feliz, por supuesto creyendo que esta familia era mi familia biológica, o sea, nunca tuve ninguna sospecha, que podía no ser hijo de ellos, pero así y todo fui muy feliz, pasé momentos muy lindos, no sólo con mi familia sino también con el resto de mis actividades, en el colegio, la pasé siempre muy bien. Y por eso es que a los 17 años, el impacto el choque que representó para mí enterarme de la verdad fue mucho más fuerte, y bueno eso, que ese momento marcó un antes y un después en mi vida. (Y además, a los 17, era el fin de la adolescencia digamos…). Sí, estaba en el último año de la secundaria, en el colegio, y es un año muy especial, uno está tomando decisiones también, o sea disfrutando de su último año de colegio, de su vida de egresados… Su fiesta de egresados, al mismo tiempo también pensando que va a ser el último año de colegio, y a todo eso se me sumaba eso que me trastocó, que cambió mis prioridades, y mis preocupaciones, realmente, como que me tocó madurar y crecer de golpe.

Y o sea, ¿te sentías en total harmonía con tu familia adoptiva?

Sí, por supuesto, tenía muy buenas relaciones con todos, y hasta el día de hoy que las sigo teniendo. Yo siempre digo que tal vez las historias de los hijos de desaparecidos, de todos aquellos que nos criamos con otras familias se hacía porque nacimos en cautiverio y nos robaron de los brazos de nuestra madre, o porque siendo muy chiquititos, como les pasó a otros, a sus padres les roban a los chicos, de esa forma tenemos un origen similar, o muy parecido, todas las historias son diferentes, todos reaccionamos de manera diferente, de hecho todos somos distintos, y por más paralelos que se puedan trazar entre una y otra historia, por ser distintos, es legítimo que reaccionemos como podamos y como lo sintamos. Yo siempre traté de actuar en consecuencia con lo que siento y con lo que sentía en ese momento, y lo que me hacía bien no era separarme de mi familia adoptiva, de crianza. Tomó tiempo, tanto con ellos como con mi familia biológica, no conociéndonos, yo siempre lo que prioricé es el afecto y no perderlos.

Y ¿los sigues viendo regularmente?

Sí, como toda relación, es de a poco, a mí cuando me dijeron toda la verdad, cuando el juez Marquevich me dijo toda la verdad, y mis padres adoptivos Carlos y Marta estaban detenidos y los tuvieron un par de meses, mi prioridad fue que ellos dos estuvieran bien, tratar de que recuperaran pronto su libertad, y al mismo tiempo cuanto antes que ellos dos me dijeran su versión de las cosas y como había sido todo. Eso por su detención se demoró 9 meses, y cuando salieron en libertad, tampoco me dijeron la verdad, me engañaron una vez más, por temor a perderme pero también por temor a volver a estar presos. Pero bueno a pesar de eso yo elegí perdonar esas mentiras, porque lo que yo sentía era más fuerte, y seguí teniendo esa relación, la sigo teniendo y eso es lo que a mí siempre me hizo bien. Para mí era imprescindible que ellos entendieran que a poquitos iba construyendo una relación con mi familia biológica, quería conocerlos, y con el tiempo aprender a quererme también, saber quiénes eran mis padres y todo lo demás todo eso no se da de un día para otro sino con tiempo, y bueno, pese a todo me considero afortunado porque tuve comprensión, tanto en mi familia adoptiva pero sobre todo en mi familia biológica respecto a mis tiempos, y el que no lo entendía, tanto de uno como del otro lado en Charco, Río de La Plata, se iba a quedar en el camino porque yo, siguiendo poniéndome en el lugar de los demás, tenía que pensar en lo que me hacía bien a mí. Pude seguir teniendo una relación muy buena con mi familia de crianza y sobre todo, lo más importante para mí era construir una relación muy linda con mi familia biológica, no sólo con mi abuela y con mis tías sino con muchos que fueron importantes para mí, como mis primos, mi generación, que fue más fácil con ellos romper ese…ese hielo que había tal vez en el cual al principio yo no quería hablar de mi historia, de mis padres sino de otras cosas, más cotidianas, no sé, deporte, música… Y en eso fue importante mi generación.

¿Creo que fue una de tus primas, no, que te facilitó el contacto con tu familia?

Sí, principalmente Diana, mi prima, hija de una hermana de mi mamá, pero ella no fue la única, también Bruno, mi primo por el lado de mi papá, o sea, respetaron mis tiempos y tuvimos una relación muy buena. (Te digo eso porque leí el capítulo del libro de Analia…). Si, tal vez sea un poco como la hermana que no he tenido. Una hermana, una amiga, y Diana está muy cercana. No nos vemos todo lo que quisiéramos porque lamentablemente yo vivo acá en Buenos Aires y ellos en Montevideo pero todo lo que podemos nos vemos y hablamos seguido…

Y en tu familia adoptiva ¿se hablaba un poco de la dictadura?

No.

Y la noticia misma de tu recuperación de identidad te la anunció un juez.

Sí.

Al principio fue muy duro y después ¿cuánto tiempo te tomó para aceptar esa noticia?

Nunca me cerré a conocer a mi familia biológica y conocer la verdad sobre mis padres, lo que había ocurrido con mis padres, con todo, yo necesitaba tiempo. Era chico, sólo tenía 17 años, me tocó adaptarme a la situación y madurar de golpe, y por más que vino un juez y me dijo que quienes creía que eran mis padres no lo eran, mis sentimientos decían otra cosa, para mi eran mi papá y mi mamá, y ellos estaban presos y a mí lo que me importaba era que ellos estuvieran bien. Sin perder de atención que yo quería ver qué pasaba con eso que me decían, que no era hijo biológico de mi familia, que había mi familia que me iba buscando desde hacía mucho tiempo, que tenía que conocer un montón de una historia que hacía también a mí y a mi identidad, pero mi preocupación era otra. Entonces, te podría decir que nos llevó una cantidad de tiempo a aceptar eso. Fue de a poco, fue gradualmente que fui incorporando esa historia, todos los días es como que uno va sabiendo algo nuevo, este proceso de la recuperación de identidad está en construcción permanente, capaz que yo no sepa todo, realmente todo de lo que pasó con mi papá y mi mamá, como fue que llegué a mi familia de crianza y lo demás, la identidad se nos está construyendo todo el tiempo. Y más en este tipo de situación. Pero lo más importante es que, creo que tuve toda la comprensión del mundo, de mi familia, uruguaya y argentina, y al mismo tiempo yo estuve abierto a querer a mi familia uruguaya, y a conservar el vínculo con mi familia argentina, es lo que a mí me hacía bien. Y digo que tuve suerte porque tuve esa comprensión aunque le costó a mi familia biológica sobre todo a mi abuela, comprenderlo y aceptarlo, pero fue fundamental eso para que después tuviéramos la gran relación que tenemos.

Y me parece que hoy en día sigues llevando el nombre que te dio tu familia adoptiva.

Sí.

¿O sea que sólo cambiaste de apellido?

Sí.

¿Y mi pregunta sería si nunca tuviste ganas de cambiarte el nombre como a veces pasa?

En mi caso puntual, en 1998 en el primer juicio oral y público llevado por Abuelas de Plaza de Mayo, el tribunal resolvió primero confirmar mi falsedad biológica, y ordenó que yo tenía que modificar todos mis documentos y qué tenía que hacer, se iban a hacer todos los trámites para inscribirme como Carlos Rodolfo D’Elia, no De Luccia como estaba en ese momento. Yo en ese entonces desconocía realmente que mi papá y mi mamá biológicos Julio y Yolanda querían, habían querido llamarme Martín. Y la justicia, al no existir una partida de nacimiento original a mi nacimiento, en el cual Julio y Yolanda me habían inscrito como Martin D’Elia (eso fue un testimonio…) no como yo al haber nacido en Pozo de Banfield ni bien mi mamá me da a luz, me roban de sus brazos, por razones obvias ella nunca pudo inscribir ese nacimiento. Nunca existió una partida de nacimiento como Martín D’Elia Casco. Entonces nunca hubo mi partida de nacimiento, era impune, la única existente era como Carlos Rodolfo De Luccia, entonces la justicia lo único que resolvió era modificarme el apellido, y yo desconocía que me iba a llamar Martín. Tiempo después lo supe, y me hubiese encantado llevar el nombre que mi papá y mi mamá habían elegido para mí.

¿Quién te lo dijo?

Mi familia biológica me dijo que mis padres habían elegido el nombre Martín, porque les gustaba y por un amigo de mi papá que se llamaba así… Era el nombre que ellos habían elegido. Pero por todos los trámites que implicaba, hacer todo nuevo y… La verdad que yo tengo muy claro quién soy, sé también que lo que soy hoy en día no es sólo por lo que llevo en la sangre, sino también por la educación y los valores que me dieron Carlos y Marta, también hacen un poco a mi forma de ser y a mi identidad. Yo sé que soy D’Elia Casco, pero… Me hubiese llamado Martín pero bueno… Así es. Tal vez me hubiese gustado quitarme, – me gustaría quitármelo pero no lo voy a hacer por todos los trámites que eso representa – el nombre Rodolfo, porque ese nombre me lo pusieron como agradecimiento a la persona que me consiguió para Carlos y Marta. Entonces, yo tengo muy claro quién soy y, ya está. No voy a hacer ningún trámite.

¿Para vos el nombre no es tan significativo?

Sí lo es, es muy importante el nombre. Pero yo sé que yo soy Carlos, llevo el apellido que tengo que llevar. Ese nombre Rodolfo, evito que me lo digan, y bueno si me lo dicen no importa… o sea yo tengo muy claro quién soy, y mi nombre es Carlos, no es Martín. De haber tenido un hijo varón, le hubiera puesto Martín pero sólo tuve nenas (risa). Ya está. Lo importante creo que también, espero y confío en que mis padres estén orgullosos donde estén del hijo que tienen y… más allá del nombre, llevo su apellido.

¿Cuáles fueron, con el paso del tiempo, digamos las consecuencias de la verdad en vos? Que sea al nivel social, moral, político quizás…

Bueno creo que es importante siempre, no sólo en las grandes cosas de la vida sino también en las pequeñas es siempre ser auténtico, sincero, por eso la verdad ocupa para mí un lugar central. A mí lo que me hizo mucho daño es que me hayan mentido, y que se haya insistido en esa mentira cuando se tuvo esa oportunidad de aclarar las cosas y decirme la verdad. Comprendo porque me mintieron pero sobre todo cuando Carlos y Marta recuperaron la libertad, por más que lo entienda, no comparto ni acepto que me volvieran a mentir. Porque la mentira me hizo mucho daño, creo y siento que tengo que transmitirles a mis hijas la importancia de siempre ser auténticas y siempre con la verdad. Puede ser difícil, dolorosa, pero siempre la verdad es lo mejor, siempre te sana, te libera, y lo que puedas sentir dolor en algún momento o implique una situación difícil, siempre la verdad te hace bien, y es mejor que cualquier otra alternativa que implique la mentira. Eso en el plano personal, en el plano moral, también en el plano social uno en su vida cotidiana tiene que transmitir un poco, ser consecuente con lo que piensa. Y eso para todos es un desafío, no para mí porque haya pasado yo por esa situación, creo que muchas veces es fácil decir las cosas y después a veces no es tan simple hacerlas y ponerlas en práctica. Creo que eso también es un poco la función que tenemos todos y lo que traté yo, de ser transparente y ser consecuente en lo que pienso y lo que digo, y lo que hago.

En el plano político no estoy involucrado en política, pero claramente creo que tengo un compromiso, ya teniendo claro mi historia, haberme afianzado, sentirme cómodo con mi historia no quiere decir que no sea doloroso para mi, nada de esto, siento que tengo un compromiso, todavía quedan cerca de 400 chicos que no conocen su verdadera identidad, y al no trabajar yo en nada relacionado con eso, la única manera cómo puedo ayudar es dando mi testimonio, yo no sé quién va a escuchar lo que yo diga en algún lugar ya sea en una escuela, como muchas veces voy a hablar, o en una universidad, no sé, quizás lo que menos cómodo me hace sentir es por una entrevista, una nota… Pero también eso es cierto que más se puede llegar a que más gente nos escuche entonces me parece que dando mi testimonio puedo contribuir en la búsqueda de todos esos chicos que todavía desconocen su verdadera identidad. Y claramente en la política aunque yo no esté militando, me interesa mucho la política, no sé si algún día me involucraré en una forma directa pero ya que la política es la forma de llegar a más personas con lo que uno quiere. Con un testimonio o con un trabajo social…cambiar una realidad o una situación que sea injusta, la política nos da los medios y los recursos generalmente para poder llegar a más gente, sobre todo a los que más lo necesitan. Me parece muy noble y muy bueno que muchos se involucren en política, justamente para cambiar, y luchar para que esas cosas no vuelvan a pasar nunca más. Cada uno de nuestro lugar lo podemos hacer, y la política quizás sea el lugar más directo.

¿Y luego pudiste identificarte también a tus padres, encontraste semejanzas a medida de que ibas conociendo tu historia?

Sí, sí por supuesto, no sólo desde lo físico que es muy notorio, cuando vi por primera vez una foto de mi papá cuando era chico, cuando era niño… yo era igual. Era muy parecido tal vez con otro peinado, mi papá con el pelo más de su época pero éramos muy parecidos. Y mi mamá también, también hay rasgos de su cara que tal los tengo yo, eso en el aspecto físico pero después con el tiempo, cuando cada vez nos conocimos más con mi familia biológica, mi familia biológica me ha transmitido me ha contado muchas características de mi papá y mi mamá que yo también las tengo. Y claramente me siento identificado. Y también siento orgullo por cómo eran ellos y por los ideales que tenían, y también más en lo personal o en lo particular como eran como personas o amigos… lo cariñosos que eran, los compañeros que eran… con los demás y entre ellos también.

¿Y quiénes fueron las personas que más te ayudaron a conocerlos, a recuperar esa identidad?

Muchas personas afortunadamente. Porque todos rescatan cosas diferentes, algunas parecidas pero otros tal vez rescatan cosas diferentes. Mi abuela a veces por ejemplo es… O sea cuando habla de su hijo siempre es con mucho orgullo y a veces es muy parcial lo que dice, cuando habla de su hijo se le llena el corazón. Por eso mi abuela quizás haya sido la persona más importante en transmitirme cosas acerca de mi padre, sobre todo; no conocí a mi abuela por el lado de mi mamá pero conocí un montón de hermanos de mi mamá y entre ellos principalmente mi tía Regina, me ha contado mucho acerca de mi mamá, y bueno mucha gente me ha contado cosas acerca de ellos. Pero después también sus amigos, que compartieron otras cosas con ellos. No sólo en la vida familiar sino también en la vida de estudios, de salidas, y todos me han aportado muchísimo, familia y amigos. Compañeros de militancia…

Hubo alguna actividad que te ayudó en esta recuperación de identidad, o artística, cualquier tipo de actividad, como a veces pasa con los nietos…

Si es cierto lo que decís, a muchos nietos se les ha dado por el lado artístico, y eso les ha ayudado mucho, pintura, escritura, actuación, música, eso les ha ayudado mucho en su proceso de recuperación de identidad. A mí quizás la cotidianeidad, no sé, quizás en eso sea más, no sé si más parco pero… Más simple, me hubiese encantado tener esa vía artística pero no la tengo (risa). Quizás si sea más del dialogo, y compartir momentos lindos, paseos, comidas, encuentros con amigos, familia de mis viejos eso me ayudó muchísimo. Actividades particulares mías no sé, me gusta mucho el deporte pero no sé hasta qué punto me ha servido para sentirme más cómodo e identificado con esa historia y con la recuperación de mi identidad. A mi papá también le gustaba mucho el deporte pero tampoco tanto como a mí, parece. No sé, si elegimos la misma profesión sin que yo lo supiera, tal vez hay o hubo alguna señal, no lo sé, no creo tantas veces en las coincidencias sino en la causalidad más bien.

Cuando decidiste ser economista ¿no sabías?

No lo sabía todavía.

¿Y después qué efecto te produjo?

Bueno, fue « qué linda coincidencia » pero no sé si eso es estrictamente una coincidencia como dije antes, no. Tal vez haya una señal, algo que ya venía para estudiar… No me pareció llamativo. Porque muchas veces los niños estudian las mismas cosas que sus padres, y tantas otras no, no sé. En eso soy más simple, también no tuve nada en este sentido, alguna actividad que me haya hecho muy bien en este proceso de recuperación de identidad. Si hoy siento por ejemplo que me gusta mucho charlar en escuelas, colegios… Y eso también tiene que ver un poco con lo que decís, ya teniendo clara mi identidad, mi historia, me sirvió mucho también no sólo para reafirmarla, reasumirla todos los días, sino también como una manera de compartirla con los demás y sobre todo me sorprenden a veces las preguntas y los comentarios de los niños chicos, por ahí de la primaria… Por ejemplo.

No sé, preguntas puntuales pero me sorprende. Y la atención que te prestan y…

¿Cuántos años tienen los chicos con quienes das charlas?

De diferentes edades, a partir de los 5-6 años creo los más chicos (es importante también sensibilizarlos…), seguro que sí, hablarlo de una forma acorde a su edad, no. Yo no estoy preparado para eso, no me preparé para eso, sí me siento preparado, pero no me preparé. Me siento preparado en el sentido de que tengo el contacto suficiente para manejarlo lo mejor posible, porque si no, también hay los docentes que a uno le ayudan en este tipo de charlas, y he hablado a chicos de 9, 10, 11 años, a chicos de secundaria, también he hablado con universitarios, por ahí chicos de 16-17 años y sus padres al mismo tiempo, o sea ha sido muy interesante cada uno de esos encuentros. Tal vez porque me gusta la docencia, quizás esté relacionado también con eso. No soy docente pero sí, me siento cómodo, cada vez cuando doy clases, y tengo facilidad de palabra, siento que puedo manejarme en grupo o delante de mucha gente, en un principio no tengo problemas de esta manera.

Y con respecto a tus hijas, ¿dirías que tu historia tuvo una consecuencia sobre tu modo de actuar como padre?

Sí, seguro, y ese ideal fundamental para mí que es siempre ser auténtico, sincero y hablar con la verdad siempre. Desde las pequeñas cosas, a veces yo soy un poco cargoso con mis hijas pero quiero transmitírselo desde las pequeñas cosas… Sí, tuvo ese impacto, en mí, en mi forma de actuar con ellas también.

¿Y todas conocen tu historia?

Sí, todas, incluso la más chica.

¿Y cómo reaccionan, qué preguntas te hacen?

Trato de manejarlo con la mayor naturalidad posible, siendo algo difícil a veces de explicar, es con la mayor, con Sol, como fui aprendiendo también. Las tres desde chicas crecieron sabiendo; mi mamá de crianza Marta las cuida, las acompaña, la vemos mucho… También que ellas tengan bien claro que mis padres son Julio y Yolanda, que yo fui fruto del amor de ellos, y es un poco confuso a veces explicarlo a los chicos, pues todos tenemos un papá y una mamá, pero en mi sentir, en mi corazón yo siento que tengo cuatro papás, entonces como hago para explicárselo a ellas, lo hago como puedo.

¿Sientes que tienes dos papás y dos mamás?

Dos padres de crianza y dos padres biológicos. Y aunque suene confuso, aunque en los hechos en realidad mis padres sólo sean Julio y Yolanda, a mí me criaron con mucho amor y me dieron todo el amor que dos padres pueden dar a un hijo. Aunque me hayan mentido, engañado, con todo eso, siempre quiero, siempre quise, y sostengo que ellas sepan también la verdad, quienes eran Julio y Yolanda y también que tengan una relación con mi familia biológica, que es su familia biológica. Por eso siempre viajamos a Uruguay, sobre todo para que vean a mi abuela, a mis tíos, mis primos también tienen hijos, con lo cual tienen más o menos edades similares también, y a mí se me hace muy bien ir allá y a ellas también; lo pasan bien. Entonces como que sea parte de su vida cotidiana « tengo familia que vive en Uruguay ». Es como que en ese proceso de que ellas sepan la verdad, que sepan nuestra historia, fui primero aprendiendo con Sol, empezó a preguntar cuando tenía 6, 7 años, ya cosas más puntuales, acorde a su edad yo le fui contando, creo que a ella le ha afectado mucho en su momento y esas son tal vez las cosas que más me cuesta aceptar, que esta historia también termine afectándoles a ellas, mis hijas.

Y bueno ya Sol también me ha ayudado, se me hizo más fácil transmitírselo a sus hermanas, mis otras dos hijas, Juana tiene un poco más que la edad de Sol cuando empezó a preguntar más, y las dos saben mucho y Juana de 4 años que siempre cuando yo salgo del trabajo la busco por su padrino y nos vemos juntos a casa, no todos los días pero muchas veces me pregunta, ella sola dice « y vos tenéis dos papás, tu papá Julio y tu papá que se llama como vos, Carlos, y también tenéis dos mamás»… No sé (risa) lo tienen incorporado, les transmití de esa manera hoy porque es lo que siento. Y está bueno que crezcan conociendo y sabiendo de sus abuelos Julio y Yolanda, su familia biológica, y que también sepan que para mí lo más importante como te decía antes es sumar afectos, por eso es por lo que sigo conservando y teniendo una gran relación con mi familia de crianza.

Hay algunos nietos que definen ese proceso de recuperación de identidad como un « rompecabezas », ¿también lo definirías así o de otra manera?

Estas historias son estáticas, el proceso de reconstrucción de la identidad, recuperar y reconocer la historia de nuestros padres que es la nuestra también, está en movimiento porque…dadas las circunstancias y los hechos de lo que pasó, una vez se van confirmando cosas que uno logró investigar y averiguar y a veces esas cosas, uno ve que no eran tan así, que eran de otra manera, porque uno está siempre armando este rompecabezas, claro que sí, pienso que es una especie de juego como armando las piezas. Lo importante es que uno tenga claro que, primero, no tiene que sentirse mal ante la adversidad, ante situaciones en las cuales uno pueda sentir que no puede armar nunca, porque siempre las piezas se van acomodando, y sobre todo uno tiene que ser fiel con lo que siente; no forzar el armado de este rompecabezas. Y ese armado muchas veces tiene que ver con situaciones que a veces por ahí a otros les cuesta entender. Y como decíamos antes, a veces situaciones parecidas en dos personas podemos observar reacciones diferentes. Por eso es que hay que ser, creo, fiel a lo que uno siente, y en mi caso puntual a mí me hacía bien sumar afectos, y mantener los vínculos con mi familia de crianza, y en recuperar, afianzar y hacer fuerte el vínculo con mi familia biológica. Otros lo que necesitan es romper con todo lo que traían antes, y ahí recién se sienten libres, y eso es respetable, cada uno tiene que actuar como lo siente y como le haga bien. Y por eso es como que en « rompecabezas » parecidos, se resuelven, se arman de manera diferente, lo importante es que sea de forma tal de lo que uno tiene en el corazón, y lo que le hace bien.

¿Y qué enseñanzas te dejaron las abuelas y los nietos, y también si eso fue determinante en tu proceso de recuperación de identidad, reconstrucción?

Principalmente las abuelas me han inculcado, nos han inculcado a todos esa lucha, esa perseverancia, lucha ante la adversidad, no bajar los brazos, son siempre personas que luchan con amor, que no buscan ni pelea ni conflictos, buscar a sus hijos en un primer momento y también a sus nietos, y ya el encuentro de un nieto aunque no sea el propio, lo sienten como tal, es una gran familia, y ésa es la enseñanza que nos han dejado a todos, no sólo a los nietos, a mí en particular, sino, creo, a toda la sociedad. Su lucha, su amor, su perseverancia, la paz en la que lo han hecho todo, la esperanza, la verdad es digna de admirar, y yo no puedo dejar de hacerlo. Los otros nietos, con algunos tengo una gran amistad, con otros tenemos una muy buena relación y a otros simplemente los conozco, muy pocos pero también todos con su mensaje, con su manera de sobrellevar su propia historia me han enseñado muchas cosas también, sin quererlo. Y bueno también siento admiración por ellos.

¿Este contacto fue determinante en tu proceso de reconstrucción?

Creo que han sido muchas cosas que fueron determinantes. Algún hecho puntual es que si fue determinante el actuar de las abuelas, que tuvo que ver con el día que yo conocí toda la verdad, ese 14 de junio de 1995, el juez, teniendo yo 17 años quiso restituirme, que yo rompiera todo el vínculo con Argentina, con mi familia de crianza, con el colegio, que dejara todo y que me fuera a Uruguay, y mi familia biológica se negó rotundamente a eso, el vínculo no se iba a construir de un día para otro, por la fuerza, sino que necesitaba tiempo, y en eso también el consejo de las abuelas fue fundamental. Como también esa capacidad que han tenido de irse adaptando a los tiempos y a las circunstancias, con el mismo objetivo por supuesto pero siempre yéndose adaptando. Irse renovando, actualizando, ha sido fundamental en las abuelas. Yo creo que han sido muchas cosas las que me han ayudado, no sólo las abuelas y otros nietos sino también cuando yo estaba muy mal, acercándose para hacerme sentir que no estaba solo en esa situación, yo estaba bastante cerrado en mí mismo, en ese momento no quería saber de todas las historias, y más aún porque estaban mi papá y mi mamá de crianza presos… Creo que muchas personas me han ayudado en su forma de ser y acompañándome, con consejos o simplemente estando en el momento que yo lo necesitaba.

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